Alrededor de uno de cada cuatro de militares estadounidenses que combatieron entre 1990 y 1991 aun sufre las secuelas de ese conflicto
Washington, 17 nov (EFE).- Alrededor de uno de cada cuatro de militares estadounidenses, que combatieron la Guerra del Golfo Pérsico entre 1990 y 1991, sufre todavía las secuelas de ese conflicto, revela hoy un informe federal.
Se calcula que en la operación militar, lanzada para castigar la invasión de Kuwait por parte de las tropas del entonces presidente iraquí Sadam Husein, participaron unos 700.000 soldados estadounidenses.
El mal, identificado como "el síndrome del Golfo Pérsico", ha sido consecuencia, probablemente, de la exposición a sustancias tóxicas, incluyendo pesticidas así como un medicamento administrado para proteger a las tropas de los gases neurológicos, indica el informe.
"Las pruebas científicas no dejan duda de que la enfermedad del Golfo Pérsico es un problema real con causas reales y graves consecuencias para los ex combatientes afectados", señala el informe preparado por un comité de expertos y ex militares por orden del Congreso.
La enfermedad del Golfo Pérsico está constituida por "una compleja variedad de síntomas" que incluyen problemas persistentes de la memoria y la concentración, dolores de cabeza crónicos, trastornos gastrointestinales y otras anormalidades crónicas.
Aunque manifiesta que algunos veteranos de guerra afectados por la enfermedad han logrado recuperarse con el tiempo, el informe indica que hasta el momento no se ha identificado una cura específica.
"Esta investigación pone punto final a uno de los capítulos más oscuros del legado de la Guerra del Golfo Pérsico de 1991", señaló Anthony Hardie, uno de los miembros del comité en una conferencia de prensa.
"Se trata de una victoria agridulce, porque esto es lo que los ex combatientes (de esa guerra) han estado diciendo todo el tiempo. El Gobierno federal desperdició años... tratando de rechazar cualquier cosa que afectara a los veteranos", añadió.
"La enfermedad del Golfo Pérsico no es un síndrome imaginario", afirmó Ken Robinson, alto oficial de inteligencia que participó en la investigación inicial de los problemas de salud causados por el conflicto entre 1996 y 1997.
"Es algo real que ha devastado a las familias. Este es el momento de reponer los fondos que fueron eliminados en la oficina de Administración de Asuntos para Veteranos. Nuestra misión es garantizar que se ayude a estos ex combatientes", agregó.
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